miércoles, 7 de mayo de 2014

Momentos


Esos momentos en que todo es maravilloso. Esos, justo esos, que te vienen a la cabeza si cierras los ojos. Cuando estás tratando de dejar la mente en blanco llegan como exhalaciones y te turban, te alimentan, te hacen sonreír. Rememoras, sola, esos momentos. Como fotografías de tu vida que guardas en un álbum que a veces hojeas. Y le cuentas, a quién te escuche, mira aquí pasó esto... Y te ries. Y aquí, esto otro... Y te quedas embobada unos segundos... Y sigues la conversación como si nada hubiese pasado. Y lo ha hecho. En ese momento pasaron (uno detrás de otro) por tu cabeza esos otros momentos que no fotografiaste porque fueron tan fantásticos que nunca necesitarían ser plasmados en imagen para ser recordados. Y sonríes sin más, porque ahí están. Ahí están...

"Oigo lo que dices en lo que no dices". Eso dijo Jodorowsky. Y eso hacemos todos.

martes, 6 de mayo de 2014

Formalismos


¿Desde cuándo somos formales?
¿Desde cuándo nos tratamos de usted?

Quizás fue pasando. Un "como usted quiera" por aquí; un "pase usted un buen día" por allá...

¿Dónde se quedaron las ganas?
¿Dónde se escondieron los arrebatos?

Quizás sucedió sin más. Un "no, ahora no" por aquí; un "mañana será mucho mejor" por allá...

¿Desde cuándo hace este frío?
¿Desde cuándo dejó de ser primavera?

Quizás sea el cambio climático.
O quizás sea cuestión de aclimatarse al cambio...

jueves, 1 de mayo de 2014

Ruido

Ayer se celebraba el día mundial contra el ruido, por eso guardé silencio; no escribí. Hoy ya puedo y encima hacerlo sin que nadie me mire raro, ni mal. ¿Qué tiene de malo el ruido? ¿Qué problema hay? Sin duda el problema, lo que incomoda en cierto momento, es la falta de él. Saber que no escucharás más voces, más quejas, ningún plañido; ni risas, ni ajetreo, ni prisas. El secador no hace ruido, ni el fuego en la sartén. El ruido monótono alegra tus días (y tú sin saberlo). El castañeteo de dientes por el frío y la bocanada de aire por el calor que ahoga. Cualquier cosa que haga ruido es mejor que el silencio. La ausencia de sonidos sirve solamente para darte cuenta de que no hay ruido y de lo que lo echas en falta. Y dicho esto, voy a gritar un poco, a ver si me quedo ronca.