domingo, 15 de septiembre de 2013

Ahora entiendo todo...

Repaso los rincones antes de acostarme… Nada en la cocina. Nada en el sofá. Tampoco hay nada en la silla de espaldas al ventanal. El baño está vacío. Y en el salón no hay zapatos. Ni siquiera la mesa de la televisión se parece a Suárez. No hay miguitas de pan, ni en casa, ni en el camino que viene a ella (para no perderse). El salón huele a Marlboro y tampoco queda una pizca de olor; ese olor de los que no son de este mundo. De repente, el sofá parece un campo de fútbol y mi casa Buckingham Palace. De camino a la cama repaso mentalmente… "Ceniceros limpios, cojines en pico…". Me aseguro de que el aparato de la música está en el salón. Cojo la botella de agua, la lleno y la meto en la nevera (que no cuesta nada). Apago la vela; la misma que me ha estado acompañando toda la noche. Me lavo los dientes, la cara y las manos. Me acerco las manos a la cara y respiro profundamente buscando un recuerdo. Tapio la ventana de mi cuarto, que no sea el sol quien me de los buenos días. Enciendo el mundo y encaro los botes de crema para que me custodien mientras duermo. Deshago la impoluta cama y me meto en ella. El silencio lo envuelve todo. No hay un solo ruido. Y es justo en ese momento cuando todas mis sospechas se convierten en certezas. Ya sé por qué me tumbé en el sofá y me quedé dormida. Por qué al levantarme me puse a trabajar. Por qué…, encendí la vela cuando aún había luz y por qué me empeñé, después de llevar cerca de 25 años queriendo hacerlo, en entretener mi mente viendo 'Cinema Paradiso'. Ya entiendo todo. Entiendo que al tumbarme en el sofá y no mirar fijamente a nada, se me cerraron los ojos. Que el silencio me abofeteo para despejarme y ponerme a trabajar. Que la luz del atardecer no era suficiente compañía y encendí una vela. Y que por un momento pensé que hacer algo que quería hacer desde hacía más de 20 años desviaría de mi cabeza esa falta de ruido… Pero no, no ha sido así… Y me he dado cuenta ahora...

viernes, 30 de agosto de 2013

Oh sweet Lorraine


Decía Platón, con mucha razón, que al contacto con el amor, todo el mundo se vuelve poeta. No se equivocó ni un poquito. Solo le faltó añadir que cuando te lo quitan, lo pierdes, te lo arrancan de cuajo de tu vida... la poesía; el sentimiento también inunda tu vida. 

Y quizás eso nos haya pasado a todos. Incluso, si me ponéis en un compromiso, escribimos mejor cuando la pena es nuestra compañera de cama, de almuerzo; de sueños... Si habéis tenido contacto con el amor, habréis sido poetas en algún momento de vuestras vidas.

Yo he sido poeta. Muchas veces. Unas porque me sobraba y otras porque dejó de sobrarme para faltarme... ¡Y qué poesías! La inspiración venía a verme a cada minuto. Un olor, una carcajada... Cuando eres poeta de profesión (aunque sea de caracter temporal) cualquier cosa puede servir como musa. Y tanto.

Hoy me emocionó leer una noticia que hablaba de una pareja de ancianos. Poco antes de cumplir los 75 años de casados la esposa de Fred Stobaugh murió. Supongo que en su caso lo que le hizo ser poeta a sus 96 años no fue la falta de amor, ni tampoco el contacto con él... Fred se convirtió en poeta porque hay amores que traspasan el tiempo, la vida, lo mundano. Todo. 

A Fred le pasa constantemente el amor por su mujer por el corazón. Y un buen día, le hizo esta canción:




lunes, 26 de agosto de 2013

Montaña rusa

Esperas la cola, durante meses a veces. Das pequeños pasitos acercándote al momento en el que tendrás que decidir; seguir adelante o pararte en seco. Te puede paralizar el miedo, en cambio, la emoción, la adrenalina... te harán caminar firmemente sin saber, ni siquiera, si lo que estás a punto de hacer es una buena idea. Párate. Piénsalo (pero no mucho...). Si decides dar un paso atrás, posiblemente, lo repitas eternamente. Si lo das para adelante: Agárrate fuerte. El amor es una montaña rusa. La montaña rusa más apasionante que encontrarás en el parque de atracciones de la vida. Buen viaje.

miércoles, 21 de agosto de 2013

Así como Houdini...

Anoche, leía para pasar el rato -qué más da- pero leía... Leer te hace pensar y pensar es bueno, quién os diga lo contrario es probable que no se haya parado a pensar demasiado las cosas... Pensé que ha pasado casi medio año desde mi última entrada -soy una sinvergüenza redomada- y me dió antojo de pasarme por aquí... Aunque sea solo para decir "hola" y que estoy bien...

Ya me tatué, por cierto (y vendrán más). Ponga lo que ponga, ya lo hice y en mi se queda para siempre. Muchas cosas se quedan para siempre en nosotros; canciones, personas, sentimientos, recuerdos -que a veces se te meten en el ojo-. Tiro de disco duro interno y resuena una canción, que me arrastra a un momento, y digo que me arrastra porque así lo hace. Tira de mi alma hasta sacarme fuera de mi cuerpo y acabo viéndome desde fuera, eso que tanto nos gusta y tan difícil es. Me ve (mi otro yo ectoplasmático) ahí sentada en la mesa del salón, con las luces apagadas y la vela mandándome señales en morse. Y yo sabía morse, pero se me olvidó. Se me olvidó mientras dormía. Sabía interpretar las señales; de donde fuera que viniesen. Y ahora..., ahora las esquivo.

Esquivo las del hemisferio derecho, también las del izquierdo. Mi cerebro ya no sabe por dónde hacermelas llegar. Soy una escapista. Como Houdini. Me desato de cadenas estando con el agua al cuello y siempre salgo airosa, entre aplausos. Plas, plas. Y yo sonrío como diciendo: "lo conseguí". Next round.

Con la conciencia tranquila me siento (del verbo sentar) y me enumero. Y como diría Benedetti, que tanto me gusta, te pienso y te enumero. Y menudo jaleo de cuentas llevo. Soy de letras, las ciencias las dejé hace años para hacer precisamente esto: escribir lo que me diese la gana sin que el momento flector me presionase la nuca.

Hago balance (más números...) y estoy bien. Y sonrío. Y vuelven a sonar los aplausos. Plas, plas, plas...

Para los curiosos -que alguno habrá-... Os dejo la canción que sonaba, en modo bucle, mientras escribía este 'hola' tan largo. Pertenece a la película 'Pequeñas mentiras sin importancia' o lo que es lo mismo, en francés, 'Les petits mouchoirs'. Disfrutadla.




miércoles, 27 de marzo de 2013

Me voy a tatuar

Cuando vuelves por décimotercera vez, es mejor no anunciarlo... Hacer como si todo transcurriese con normalidad, más que nada por eso de no crear falsas expectativas. Los dedos se me mueven veloces, más que la cabeza... que nadie se extrañe si digo alguna tontería pero..: he vuelto. He ahí la primera de la noche. Supongo que ya habré 'estupidizado' todo lo permitido mi cabeza, mi cerebro... Dejé de fumar, por cierto. Es que ha pasado tanto tiempo que casi me podría haber sacado la carrera de piano. Ahí va la segunda (tonteria, me refiero). No he leído, no he escrito, solo me he ido destrozando los nervios... pero ya no. He necesitado meses que me han parecido años (¿o han sido años?) para darme cuenta de que no hay puerta más segura que la que tú mismo cierras.

Voy a poner en práctica un nuevo método de escribir (viejo en mi por otro lado): Escribir sin pensar. Allá voy.

Me voy a tatuar.
Mi nombre, el tuyo.
Ninguno.
Me voy a tatuar, de nuevo.
No quiero palabras, quiero tu risa.
Y no esa de jajaja, mejor la de :)
La que me imagino y hace que :)
Esa es la buena.

Me voy a tatuar.
En inglés o chino.
Filipino.
Me voy a tatutar, en el brazo.
Y que nadie lo entienda.
Total, qué más da.
 Luego siempre preguntan,
y yo contesto: pollo al limón.
Y tan ancha. Oiga.

Me voy a tatuar.
Lo que sea.
Donde sea.
Como sea.
Me voy a tatuar,
Para no olvidarte jamás.


Azahara (por fin).