jueves, 18 de diciembre de 2014

Tu cita favorita... (187)

Decía Einstein: "Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio". Y cuánta razón tenía.

Cuando tienes todo preconcebido en tu cabeza. Cuando te duermes y ahí sigue, en mitad de la noche, atormentándote: Tu prejuicio.

Puedes intentar sacarlo de tu interior. A golpes, a razones... pero no sale. No sale, no saldrá. Todos los tenemos, normalmente, son malos. No conozco ni un solo buen prejuicio. Miento. Sí, conozco uno.

Prejuicios contra las personas, los sentimientos; ya sean tuyos o de los demás. Prejuicios de todo tipo. Se te meten dentro y adiós al resto. Adiós. Al resto.

Intenta quitarle a alguien una idea de la cabeza. Una idea que lleva pensando y transportando desde que tiene uso de razón, desde que es pequeño. Intenta, con todos tus besos, hacerle cambiar de opinión. O al menos, intenta que baraje otra. Inténtalo si te atreves. Esta última frase me ha recordado a esa película que siempre me gustó; que decidí ver un día por su título: "Quiéreme si te atreves" ("Jeux d'enfants"). Atreverse a algo implica, en parte superar un miedo; implica, en parte, superar un juicio preconcebido. Implica superar. Superar. Súper. Arg.



jueves, 11 de diciembre de 2014

Totó, si ya no estamos en Kansas, ¿dónde estamos? (243)

¿Que qué es esto? No tengo ni idea. No parece Kansas, pero tampoco Oz. Aunque me suena, no reconozco nada de lo que veo. Cuando me fui los árboles tenían hojas. Los perros no me miraban con cara de pena y no hacía tantísimo frío. Las farolas estaban encendidas y el viento te daba un respiro. La gente caminaba sin prisa y yo lo hacía hacia adelante. No olía a chimenea encendida ni tampoco a quemado. Olía tan bien. Se te metía tan dentro. Era tan distinto. Ahora da la sensación de que no te puedes fiar de nadie, es inhóspito. Me temo que lejos queda nuestro hogar, Totó. El que olía a flores, en el que nos gustaba estar. A casi todos al menos. Esto no parece Kansas porque ya nunca más lo será. Y en Oz los leones son cobardes, hay hombres de hojalata sin corazón y espantapájaros sin cerebro. En Oz todos buscan algo; quizás sea Oz. Quizás por eso haya aterrizado aquí y deba buscar coraje, sentimientos e inteligencia. Quizás. Pero recuerdo como era tener un hogar. Inevitablemente lo recuerdo. Y por mucho que repito que "se está mejor en casa que en ningún sitio" esto no funciona.

*Se aceptan números.


miércoles, 10 de diciembre de 2014

Si tuvieses una semana de vida... (37)


Me levantaría temprano cada día de esa semana, sobre las siete de la mañana. Me daría una ducha y saldría con Pepa al parque, con mi música, cada día. Una hora con ella jugando sin preocuparnos de nada más. Luego vendría a casa y escribiría algo a cada persona que de verdad me importa. Algo muy sincero, de esas cosas que se escriben cuando eres consciente de que solo tienes siete días más. A mi familia, a mis hermanas y a mis amigos. Algo que les agradezca haber llenado mi vida tanto. Algo que cuando ya no estuviese les siguiese llenando la suya. Una vez lo hubiese escrito, lo guardaría hasta el momento de darlo, uno a uno, por separado. Supongo que todo el mundo se merece el recuerdo de alguien especial solo con esa persona, así nunca nadie lo podrá recordar de una manera distinta. Y será su momento. Tampoco podría estar escribiendo todo el día, pero no son más de 25 personas en total; (25 de 448 contactos en whatsapp; da qué pensar...). Me encantaría ver una aurora boreal y las pirámides por la noche, iluminadas, y sentarme un rato y contemplarlas; pero no me daría tiempo (creo). El último día me encantaría levantarme tardísimo; estar todo ese día sin fumar y así que el último pitillo fuese bestial. Sería ideal que algún día lloviese a mares para estar bajo la lluvia un buen rato. Al tener siete días podría comer de antojos sin problema, como a mi me gusta (un arroz a banda, unos spaguettis, una pequeña mariscada improvisada en casa, jamón ibérico...), así sin pensarlo mucho. Bajaría a tirar unas canastas a la pista de abajo de mi casa, que llevo un par de años queriendo hacerlo y nunca lo hago. Recordaría a mi amigo (con muy mala memoria) dónde esparcirme, entre risas siempre; dándole la excusa que no le hace falta para viajar un poco. Intentaría que todo fuesen risas, la verdad. Que no doliese el abandono. Supongo que a eso dedicaría los siete días enteros. Dormiría poco, bebería lo normal. Daría algo mio, muy mio, a cada una de esas personas. Mi reloj, mis cuadernos, mi ordenador... Qué difícil. Me encantaría poder recordar siempre sus olores sin mezclarlos. Y llevarme eso.

*El número 37 ha empezado fuerte... (y difícil).


martes, 9 de diciembre de 2014

642 cosas sobre las que escribir


No hay cosa peor que no querer escribir lo que te sale escribir. Por eso tengo que buscar una alternativa y creo que la he encontrado. Me regalan libros que son ideas, quienes me quieren bien no desesperan.

He enumerado cada propuesta, me ha llevado un ratito (bien invertido). A la primera conclusión que he llegado es que no son 642. Son 644. O se han equivocado ellos (poco probable) o soy más de letras de lo que creía (lo siento papá).

Cada día un número. Cada día algo que contar. A ver qué sale. A ver si sirve.

Empiezo por el número 37, que nunca supe el porqué, pero siempre me ha rondado.
 


lunes, 3 de noviembre de 2014

Eternal Sunshine of the Spotless Mind

Los recuerdos no van en maleta. No tienes que empacarlos. Por suerte y por desgracia, van contigo… A donde tú vayas. No es como hacer una maletita con todo eso que vas a necesitar para tu viaje, que lo metes y lo que no, se queda en casa. Con los recuerdos eso no funciona. No eliges cuales te llevas y cuales dejas. Te llevas todos los que recuerdes. No te dejas ni uno atrás. Y como no van en una maleta, tampoco se pierden por el camino. No hay una buena (o mala) compañía aérea que te pierda los recuerdos si lo seleccionas en la casilla correspondiente al comprar el billete. No la hay. Te vas con ellos. Te vas con ellos a donde vayas. Y a donde vayas, ellos van contigo. Ese es el acuerdo tácito al vivirlos. Ese es el riesgo al disfrutarlos. Ese es el peaje de los ratos inolvidables. La única forma de que al moverse dentro de uno los recuerdos no duelan es vivir miles para que entre todos estén a presión y no queden holgueros por tu cabeza.

Los recuerdos no se compran. No puedes ir a la tienda y encargar un pack de recuerdos por 9,99 para que los tuyos se apretujen. Los recuerdos se consiguen viviéndolos y a veces, algunas, de mucho imaginarlos. Qué dura tarea por delante la de revisarlos en tu interior solo cuando tú así lo eliges. Los recuerdos no tienen reloj. Son intempestivos. Aparecen cuando quieren, incluso en sueños. Nunca estás a salvo; ellos nunca duermen… (y por su culpa, a veces tú tampoco).

Lo único que se puede hacer para vivir con algunos de ellos es dejar el tiempo pasar. Dejar que el tiempo te saque una media sonrisa al recordarlos. Muchos, con el tiempo, se olvidan; los feos, sobre todo.

Estás en mi hombro, conmigo. Y ahí, el tiempo no tiene nada que hacer.




domingo, 5 de octubre de 2014

Algo extraordinario





Muchos se preguntan cómo saber si alguien está o no enamorado.

¿Es por como te mira? ¿O por como te toca? ¿Por las cosas que te dice? 

Supongo que para saber si alguien está enamorado de uno no basta con que te lo diga. O que te mire fijamente embobado mientras suspira. Ni si quiera se puede saber si cuando rozas su mano se eriza toda su piel.

Supongo que solo basta, que solo es necesario que un día, sin ningun pretexo o algún porqué, simplemente haga algo extraordinario por ti.

Quizás, algo tan extraordinario como renunciar a ti para que vivas plena y feliz. Supongo que eso es querer por encima de todo. O eso al menos cuentan las peliculas. 

Lo crudo, lo duro es que la vida no es una sala de cine y..., cuando te armas de valor y haces algo realmente extraordinario pasan los minutos y el timbre de tu casa no suena. El teléfono está mudo y nadie te persigue por la calle con la ropa empapada porque llueve a mares. 

Pero que tu vida no sea una pelicula no quiere decir que tu amor no sea de cine y tu una estrella única en el mundo.

Lo crudo, lo duro es que aún intento averiguar qué significa.


miércoles, 7 de mayo de 2014

Momentos


Esos momentos en que todo es maravilloso. Esos, justo esos, que te vienen a la cabeza si cierras los ojos. Cuando estás tratando de dejar la mente en blanco llegan como exhalaciones y te turban, te alimentan, te hacen sonreír. Rememoras, sola, esos momentos. Como fotografías de tu vida que guardas en un álbum que a veces hojeas. Y le cuentas, a quién te escuche, mira aquí pasó esto... Y te ries. Y aquí, esto otro... Y te quedas embobada unos segundos... Y sigues la conversación como si nada hubiese pasado. Y lo ha hecho. En ese momento pasaron (uno detrás de otro) por tu cabeza esos otros momentos que no fotografiaste porque fueron tan fantásticos que nunca necesitarían ser plasmados en imagen para ser recordados. Y sonríes sin más, porque ahí están. Ahí están...

"Oigo lo que dices en lo que no dices". Eso dijo Jodorowsky. Y eso hacemos todos.

martes, 6 de mayo de 2014

Formalismos


¿Desde cuándo somos formales?
¿Desde cuándo nos tratamos de usted?

Quizás fue pasando. Un "como usted quiera" por aquí; un "pase usted un buen día" por allá...

¿Dónde se quedaron las ganas?
¿Dónde se escondieron los arrebatos?

Quizás sucedió sin más. Un "no, ahora no" por aquí; un "mañana será mucho mejor" por allá...

¿Desde cuándo hace este frío?
¿Desde cuándo dejó de ser primavera?

Quizás sea el cambio climático.
O quizás sea cuestión de aclimatarse al cambio...

jueves, 1 de mayo de 2014

Ruido

Ayer se celebraba el día mundial contra el ruido, por eso guardé silencio; no escribí. Hoy ya puedo y encima hacerlo sin que nadie me mire raro, ni mal. ¿Qué tiene de malo el ruido? ¿Qué problema hay? Sin duda el problema, lo que incomoda en cierto momento, es la falta de él. Saber que no escucharás más voces, más quejas, ningún plañido; ni risas, ni ajetreo, ni prisas. El secador no hace ruido, ni el fuego en la sartén. El ruido monótono alegra tus días (y tú sin saberlo). El castañeteo de dientes por el frío y la bocanada de aire por el calor que ahoga. Cualquier cosa que haga ruido es mejor que el silencio. La ausencia de sonidos sirve solamente para darte cuenta de que no hay ruido y de lo que lo echas en falta. Y dicho esto, voy a gritar un poco, a ver si me quedo ronca.

martes, 29 de abril de 2014

¿Amar sin medida?


¿En canciones? ¿En caricias? ¿En besos? ¿En instantes? ¿En sonrisas? ¿En minutos? ¿Horas? ¿En distancia? ¿En detalles? ¿En amaneceres? ¿En noches estrelladas? ¿En viajes? ¿En copas? ¿Cervezas? ¿En 'te quieros'? ¿En entradas de cine? ¿En velas? ¿En preguntas? ¿En dudas? ¿Quizás en lágrimas? ¿En sueños? ¿En primaveras y veranos o en otoños e invernos? ¿En disculpas? ¿En celos? ¿En 'olvídames'? ¿En noches en vela? ¿En mensajes? ¿O quizás en masajes? ¿En litros de crema? ¿En cepillos de dientes? ¿En bolas de cristal? ¿En cigarros? ¿En cenas? ¿O en desayunos? ¿En zumos colados? 
 
¿Cómo se mide el amor? ¿Cómo saber cuánto es necesario? 

"La medida del amor es amar sin medida". (San Agustín).

lunes, 28 de abril de 2014

Me enchina la piel


Un "te odio" susurrado, un "te quiero a mi lado". Una ráfaga de aire limpio, viajar a ningún lado. Un olor que reconozco, por ejemplo, el tuyo, que ya es mio. Una caricia, un mordisco bien dado. El inicio de una canción, un recuerdo que creía olvidado. Una buena reflexión, por ejemplo, "¿dónde habías estado?". Escuchar tu voz al otro lado (o a mi lado, o en algún lado...). Mirar fijamente lo que quiero y no poder tocarlo. Cerrar los ojos y relatar todo, que es mucho, en lo que me he equivocado. Una imagen antes de irme a dormir, la tuya a poder ser... Todo eso, así sin más, me enchina la piel.




viernes, 25 de abril de 2014

Salida de emergencia


Escribo desde un avión. Desde las alturas todo se ve de una manera diferente. Los problemas, por ejemplo, más pequeños; no porque dejen de importar, solo es una cuestión de distancia al suelo. En España quedan, de la mano de muchas cosas buenas. Así que... Let's fly away! Los viajes tienen objetivos principales, como este, y objetivos secundarios, como otros... Vengo con la intención de cumplirlos todos: Divertirme, acostumbrarme, echar de menos, beber y pensar (estos van juntos porque son realmente efectivos en pareja), reír a carcajadas, madurar, asumir, hacerme daño (lo que duele te hace aprender) y todo lo demás que venga será bien recibido. Estoy en el vuelo de ida por lo que tengo esa ventaja. Quizás en el de vuelta confiese que no sirvió de nada, que todo sigue igual... Que no he madurado, que resulta que beber y pensar -después de todo- no es tan buena combinación y que mi plan para hacerme daño y aprender ha resultado ser fatídico, y aún me queda mucha travesía por el desierto. A la vuelta os cuento, espero. Imagino que en la vida, como en los aviones, debe de haber una salida de emergencia.... Solo tengo que caminar sin pánico hacia ella.


jueves, 24 de abril de 2014

Cuestión de tiempo

Según se es, así se ama. Lo decía Ortega y Gasset, no yo. Pero... ¿cómo soy?

Soy un montón de cosas contradictorias; buenas y malas. Me tatuo para recordar, pero lo hago cuando duele hacerlo. Soy capaz de arrancarme el querer, incluso queriendo. Voy dejando el miedo atrás y ya no soy tan responsable. Siempre llego tarde, y raras veces lo hago temprano. Eso sí, puntual, casi nunca. Paradoja pura que el complemento que más me gusta en el mundo sean los relojes.

Quizás ame a lo loco. Y a veces bien. Y otras mal. Quizás amar solo sea cuestión de tiempo y por eso siempre llego tarde.


martes, 22 de abril de 2014

Votos

Siempre me ha llamado la atención la dificultad que tienen muchos novios a la hora de escribir sus votos ante un matrimonio inminente. La verdad, no lo entiendo. Es fácil. En las películas que he visto últimamente este tema es un verdadero quebradero de cabeza. Y es algo que a mí no me entra en la mia. Deberían salir de corrido de tu boca, no tendrías ni que escribirlos... si no, ¿para qué te casas?

Yo no tengo pareja lo que por extensión descarta también una inminente boda pero..., pero..., tengo unos votos.

Y es que:

Por tu forma de andar a mi lado, supe que llegaríamos al mismo tiempo. 
Que la decisión de tus pasos en muchas ocasiones marcaron el ritmo de los mios
y que cuando tus pies dudaron, esperé agarrada a tu mano hasta que me volviste a alcanzar. 
Y seguimos caminando. 
Y lo seguiremos haciendo mucho tiempo más. 

Porque cuando me incomodas; te quiero, 
y cuando tuviste nostalgia... recordamos a la par. 
Porque tu risa encaja en la mia 
y tu palabrería en mi callar.
Porque hemos viajado sin movernos del sofá.
Tú a mi lado y yo al tuyo, 
o viceversa, qué más da.

Por enseñarme lo que no sabía,
ahora ya, si me la juego, sería sin dudar.
Que nos mire la gente, 
que nos señalen al pasar...
Que digan: ¡Vaya dos!
Y sonriamos de verdad.

Porque no es cuestión de modas, de tradición o contentar...
Es cuestión de que te quiero...
Y ya nada nos podrá parar.

Así que aquí me tienes... 
buscándote la mirada,
esperando tu sonrisa,
y aguantandome el llorar...
Diciéndote, como mejor puedo,
que para mi no habrá nadie más.

O algo así...

lunes, 21 de abril de 2014

Los ritos son necesarios

Encender velas, sentarte en el mismo sitio, ponerte la misma música... Los ritos son necesarios. 

¿Quién, en ocasiones, no lleva a cabo su ritual? Aunque, a veces, parezca más estrategia que rito. Hay que tenerlos. Yo los tengo. Cómo no. 

Así, como a estas horas, me siento en el sofá y veo caer estrellas. A veces te echo de menos y otras solo pienso en ti. Algunas, las menos, ni lo uno ni lo otro. De un tiempo a esta parte toda mi vida parece un gran ritual. No por la monotonía quizás, más bien, por las sensaciones. 

A quién me lea: los ritos son necesarios. No me lo invento, de verdad. Lo son y mucho. Lo contaba el zorro en El Principito. Él tenía que estar preparado para cuando el pequeño príncipe llegase. Prepararse, hacerse a la idea de que pronto llegaría a verlo y cuando, por fin, lo hiciese... ¡Zas! ¡Alegría! Pero..., en cambio, si no había rito a la hora de visitarlo..., no sabría nunca a qué hora empezar a acumular alegría. 

Y así es. Tus ritos de cada día, paradójicamente, te hacen los minutos distintos, las horas diferentes unas de las otras. Pero, ojo, no hagas de tus días un ritual, acabarán siendo todos iguales y ya no tendrá el mismo valor sentarse en el sofá, encender unas velas y pensar en nadie. Incluso si no piensas en nadie.

Así son los ritos. Importantes y necesarios. Para prepararse ante lo que pueda venir. 





viernes, 18 de abril de 2014

Let it be


Yo no quiero juntar para mañana, 
no me pidas llegar a fin de mes,
yo no quiero comerme una manzana,
dos veces por semana, 
sin ganas de comer...

(J. Sabina; "Contigo")

Let it be. Y así te quedas más tranquila. O deberías. ¿Funciona? Tumbada en el suelo de mi casa, con mi perra revoloteando a mi alrededor, contando estrellas -fugaces, porque duran poco-, y escuchando la vida pasar. Let it be. De lejos, a lo lejos, escucho el eco de las palabras que vinieron a parar a la orilla de mi cabeza... Y el mar no está revuelto; está en calma, y no se mueven. Let it be

Dejo de contar estrellas porque perdí la cuenta y ya era hora. 



martes, 15 de abril de 2014

Y les dirás a tus nietos...

Y les dirás a tus nietos que nunca te escribieron nada (pero mira qué feliz acabaste siendo). Que no fuiste inspiración de nada, ni de nadie. Que ninguna persona, al contacto con el amor, se volvió poeta contigo. Que nadie, al mirarte, pudo condensar en una palabra lo que sentía, y que tampoco lo logró con doscientas más. Que... aún así, no te importó (porque nunca lo hacía nada) no ser la primavera de ningún año, ni de nadie...

Que nadie nunca se desveló sintiendo la necesidad de escribirte, ni siquiera estando despierto. Les dirás que tú eras más de hacer y menos de sentir, o viceversa, y mira qué bien te ha ido. Y quizás tendrás razón, porque las palabras que no encuentran el camino no merecen ser recordadas, ni siquiera tenidas en cuenta... Y tus nietos te mirarán y cuando se hagan mayores se darán cuenta de que su abuela, efectivamente, era la flor más bonita, la más radiante y la que mejor reflejaba la llegada de la primavera... Pero... No sabía leer.

lunes, 14 de abril de 2014

Decisiones


Hoy ha sido un día de tomar decisiones. Decisiones necesarias. Importantes. Decisiones que tenía, por primera vez, que tomar yo sola. Ha sido difícil, distinto... Pero me he armado de valor y lo he hecho sin ayuda.

Antes, he pensado, he sopesado. Me he dejado guiar por mi olfato, ese que siempre tiene que estar alerta (por lo que pueda pasar).

Me he tomado unos minutos en silencio. Observando..., barajando las posibles alternativas, intentado que la ciencia infusa llegase a mi y, de pronto, escuchase una voz de ultratumba que retumbase en mi cabeza con la respuesta correcta. Pero no. Silencio total. Absoluto. Solitario.

Al final, después de mucho pensar, he descartado diez (o más) opciones incorrectas... ¿Quién sabe? Me he quedado con dos. ¿Dos de quince? Las probabilidades de elegir bien se habían reducido. Y todo lo he hecho yo sola. Y ha sido raro.

Me he pasado toda la mañana reduciendo a la mitad lo que antes multiplicaba por dos. Con lo fácil que es multiplicar lo que cuesta dividir.

Pero lo he hecho. Y solo el tiempo me dará la respuesta de si sé dividir o se me ha olvidado y la consecuencia es que todo, otra vez, acaba en la basura.

Tenía que elegir sola y lo he hecho. Opté por el 'Mimosín Orquídeas Mágicas' frente al 'Mimosín Caricias'. Para caricias prefiero las tuyas.




jueves, 10 de abril de 2014

Alergias

He leído que se están registrando, concretamente este año, unos altos índices de alergias. Qué pena. Con la de erratas que he visto durante todos estos años, desanima que esta no haya sido otra. Supongo que será cosa de la primavera, que altera la sangre (dice el refrán) y hace que florezcan.

A mi me da todo alergia. A veces, de tenerlos tan cerca (dentro de la cabeza) me salen ronchas, la luz de la luna -si no me pongo crema- me da alergia, las flores, los cambios de estación y los de ubicación. Y es que cualquier cosa puede dar alergia llegado el momento. Tenerte lejos, da alergia. El jabón de manos, también.

Dicen los expertos que nunca es tarde (ni temprano) para desarrollarlas... Y que... ¡oye! son peligrosas... ¡Qué una reacción alérgica grave puede llegar a asfixiarte! Qué bárbaro. Y yo no hago nada más que pensar que siempre he ido por ahí respirando todo, comiendo de todo y viviendo sin miedo. Qué imprudente.

¿Y si me da un ataque de alergia? ¿Qué hago?

Inmediatamente después de asaltarme esta pregunta, vuelve a mi cabeza la pena de que lo que leyese no haya sido una errata. Una más de tantas. Que los altos índices sean de alergias y no de alegrías.

miércoles, 9 de abril de 2014

Cuestión de olfato

El otro día volvía por la noche a casa y al andar camino de mi portal vino a mi el olor a colada recién hecha. El olor a ropa limpia. Me gusta oler la ropa limpia cuando está colgada secándose. Porque me hace feliz. No porque a mi mente vengan, de pronto, recuerdos de mi infancia cuando mi madre lavaba a mano la ropa en la pila; no, nada de eso. Solo me hace feliz. Y tanto, tanto, que me senté en el banco frente al portal para estar allí un rato más. Y pensaba... Y las ideas que venían a mi cabeza lo hacían fuertes, consistentes. El olor a colada recién hecha estaba haciendo en mi el mismo efecto que en Spiderman la picadura de araña. Era una superhéroina capaz de todo... Con un simple olor iba a dominar el mundo, o al menos, mi vida.

No voy a negarlo. Desde mi punto de vista, tengo el olfato hiperdesarrollado. Y que no lo pierda nunca, que mi olfato me trajo cosas muy buenas este tiempo. Los olores, aromas..., nos pueden hacer felices. Que lo sepáis. Por eso, cuando un olor nos gusta, cerramos los ojos y respiramos tan profundo con la idea de que se quede en nosotros tanto tiempo como sea posible. Que se nos quede en los pulmones, que nos embadurne el corazón. Ya toseremos si es necesario algún día.

Tened el olfato listo, que nunca nadie sabe hacia donde os dirigirá un aroma y a quién acabaréis mirando.

jueves, 13 de febrero de 2014

Y Madrid será primavera para ti...

Las flores crecen, los árboles cantan y las nubes se levantan. Eso es la primavera. La mejor estación del año. Cuando florecen los cerezos, cuando el sol te calienta la cara, cuando la lluvia refresca. En cierto modo, tú eres primavera. A los que se acercan, los refrescas, les das vida. Eres un bonito desastre, como lo es la primavera... Tan impredecible como día de abril, que no sabes si lloverá o lucirá un sol radiante. Lo que decía, un bonito desastre. No hay luz más bonita que la que la primavera deja en los atardeceres... Y nada como ver un amanecer en mayo. Y es que, las primaveras son así... Los años (de más) se cuentan en primaveras y todo el mundo quiere robar abriles; nadie noviembres. A veces se anticipan para dar alegría y buenos días. Y otras tarda más porque hay que dejar lo mejor para el final. Los principios, en primavera, se convierten en historias. Y los finales, en bonitos.

Así es la primavera. Esa estación que quieres que dure para siempre. Y tú lo eres. Y Madrid, pronto, será primavera para ti...




lunes, 10 de febrero de 2014

¡Qué frío!

Calentarse la cara al calor de una vela puede ser un remedio, más o menos efectivo, para combatir el frío. Qué febrero más frío, por cierto. No hay manera de entrar en calor. Con su aire, con sus desaires, con todo. Con sus rincones en los que resguardarse. Febrero es frío, de siempre. ¿Pero tanto? La nariz helada, las manos frías... (y no sigáis el refrán... porque tengo el frío dentro).

Imaginaos que en pleno febrero, o diciembre o enero, caéis a un lago de agua helada... ¿cuántos días necesitaríais para volver a sentir el calor? Y me refiero al calor que calma, al que te hace cerrar los ojos porque estás realmente agusto. A ese calor. Al calor que hace tiritar. ¿Conocéis ese calor? Qué febrero más frío, mecachis. Llevo tanto tiempo sin tener frío de verdad que me voy a poner mala.

¿Sabéis? Yo es que nací en mayo. Con sus flores y sus cosas. No había copos, ni muñequitos de nieve. Y nací en Córdoba, qué en invierno bien, pero en primavera ya notas el calor. Qué frío, jolines.

Menos mal que febrero solo tiene veintitantos días y que luego llega marzo. Y después abril y mayo. ¿Y qué será de mi este nuevo mayo? Escalofrío. Qué frío. Miro cuadros de mi casa. Los leo. Los analizo. Y me lanzo un órdago en mitad de este frío desolador: "No abandones las ganas de hacer de tu vida algo extraordinario". Eso lo dijo Walt Whitman. Y yo me lo aplico.

martes, 4 de febrero de 2014

Mayor Tom

- Control de tierra llamando a Azahara.
  Control de tierra llamando a Azahara...
  ¿Está segura?
  Control de tierra llamando a Azahara...
  ¿Nos recibe?
- Sí.
- En ese caso, todo listo. Póngase el casco, el traje de burbujas.
- ...
- Control de tierra. Comienza la cuenta atrás.
  10...
    9...
    8...
    7...
    6...
    5...
    4...
    3...
    2...
    1.
   Comenzando...
- ...
- Control de tierra llamando a Azahara... ¿nos recibe?
- Sí. Supongo que todo empieza aquí... ¿no?
- Supone bien.
- Bien. Sí, todo empieza aquí. Es el momento...

- Este el control de tierra llamando a Azahara, ¿nos recibe?
- Me siento como el Mayor Tom, ¿recuerdan?. El de la canción de Space Oddity de Bowie...
- Puede ser, solo que no está en el espacio...
- Ya, claro... Solo es un salto.
- Exacto. Solo un salto.
- ¿Y qué pasará después?
- No lo sabemos, tendrá que contarnoslo luego.
- Ah... Pensé que dependía todo del control de tierra...
- Bueno, dependía cuando estaba en tierra.
- Ah. Vale.
- Esperamos noticias suyas pronto. Buen viaje.
- ¿Una última cosa?
- Por supuesto.
- Si tardo, recuerden que no me fui para siempre.
- Lo haremos llegar.
- Gracias, control.
- Buen viaje.




lunes, 3 de febrero de 2014

Todo tiene su sentido

Me he propuesto intentarlo. No quedarme con las ganas. No quedarme con las ganas... de nada. No perder nada. No ganar nada, y aún así -sabiéndolo-, jugar.

Jugar a no quedarme con las ganas.
Jugar a hacer como que juego sin jugar.
Jugar(mela).
Y en eso estamos, señores.

No tengo inspiración. Lo único que me llega es el eco de mi respiración y eso no sirve para nada, solo para saber que no estoy muerta (que ya es algo). Pero solo para eso.

¿Tenéis un peor enemigo? Yo sí. Creo. En momentos de lucidez me llevo bien con todo el mundo, si el cielo se me viene encima y empiezan a caer Estrellas®, la cosa cambia. Qué paradoja. Yo soy mi peor enemiga. Escribía hace tiempo (mucho) que, sin duda, yo soy la mujer de mi vida. Y repetía, ese mismo día, que aquello no era más que un canto a la soledad. He visto, porfin, La vida Secreta de Walter Mitty, y sí: a mi también se me va la olla como a él. Mezclo temas. Hablo varias conversaciones en una pero, leed atentamente: todo tiene su sentido. El tembleque incesante de la pierna tiene su sentido. El encender un pitillo al acabar otro, tiene su sentido. El ver globos del Vips y pensar en UP!, tiene su sentido también. Yo tengo mi sentido, que no es el sexto que se me presupone, es otro. El escribir sin sentido, tiene sentido. Es como hablar por hablar y... ¿cómo hablar si cada parte de mi mente es tuya?. El tembleque de la mano tiene su sentido: querer escribir y no saber cómo. Y de pronto... me relajo. Y amigos sí, la música sí amansa a las fieras.

A lo que iba, todo tiene su sentido. Pensarte, enumerarte, revolverme, vaciarme. Ocurre que... when you are smiling (que decía Benedetti) the whole world smiles with you. But when you aren't, todo es un desastre. Y es que todo tiene su sentido... Aunque nos cueste (o nos duela) verlo.

Besos.

jueves, 30 de enero de 2014

Nunca Jamás

Desasosiego. Palabra, digamos, extraña de escribir y difícil de llevar. No deja de tener unas raíces -inventadas por mi claro está- que lo dicen todo: deseo y sosiego. Y, paradójicamente, significa todo lo contrario que la suma de las dos. ¿Quieres sosiego? Toma dos tazas. Gracias. 

Bolas de humo pululan por encima de mi cabeza, se arremolinan. Tengo que dejar de pensar... o de fumar, una de dos. Últimamente escribo mucho, me preocupa, sinceramente. Y lo peor es que lo hago sin proponérmelo. Vaya leche. 

Todo ha empezado por ponerme a limpiar mi casa. La culpa es del polvo. Acabas con él, no sin que él antes acabe contigo. Te tumbas a descansar, sin sueño y sin sueños, y miras al techo. Y ahí está, impasible, blanco, sin decirte nada. Y la música suena de fondo. Y te jode. Notas de piano picotean mi cabeza porque mi corazón coraza no les abre la puerta. 

Siempre he sido consciente de que debo crecer. Madurar y todo eso. Ya sabéis. Nunca Jamás está bien, hasta que deja de estarlo. Ya dejé de ser Wendy y los niños perdidos sabe Dios donde andan. Quiero jugar con los mayores. Quiero saber tantas cosas como ellos. Quiero del latín quierus (vale, no sé latín...). 

Quiero jugar a algo que no sea echarte de menos. Porque voy a reventar. 





miércoles, 29 de enero de 2014

(A)hogar

Hace no mucho oíamos en la tele eso de: "uno puede irse pero no hacerse". Razón no le falta a Chus. Podemos irnos, reinventarnos, pero nuestra esencia es, fue y será siempre la misma. El caso es que el otro día, ensimismada en el movimiento de las llamas de mi vela, me dio por pensar... Y lo hice como siempre lo hago: intensamente. ¿Cuál es nuestro hogar? ¿Dónde está? Y, cómo no, ¿por qué a veces, estando bajo un techo, con un sofá, manta, cama y velas nos sentimos tan desprotegidos como sí viviésemos al relente? Y es que la mayoría de las veces el hogar no es material, más bien emocional. Hace muchos años pensaba en eso de que se puede vivir sin un duro. Puedes hacer ración de todo, menos de amor. Y con eso, incluso con hambre tirar para adelante. Bucólico, sí. Intenso, también (ya avisé). Me pregunto dónde está mi hogar, que no mi casa. Mi hogar. Busco para encontrar respuesta. Lo hago en la RAE. Su primera acepción: sitio donde se hace la lumbre, en las cocinas, chimeneas, hornos de fundición. Llegados a este punto quiero pedir un aplauso a los académicos por su falta de sensibilidad (luego dicen de los de ciencias...). Un cero para vosotros. Segunda acepción: casa o domicilio. Más de lo mismo... Tercera acepción (a ver si va la vencida): familia, grupo de personas emparentadas (que no enfrentadas) que viven juntas. ¡Vamos acercándonos! Dejo la RAE, que me desespero...

Mi hogar no tiene precio. Mi hogar es la calma de una mirada eterna; el calor buscado en un recoveco del cuerpo que te cuida y te quiere. El hogar es donde descansas, donde reposas, donde respiras a todo pulmón. Mi hogar es la caricia que te tranquiliza y te hace cerrar los ojos e imaginar. Mi hogar es proteger la mirada del sol que sale de buena mañana. Mi hogar, mi dulce hogar. 

Y quizás nos preguntamos constantemente dónde está nuestro hogar, porque si no lo tienes, te sientes (a)hogar. Quizás porque sin esa mirada que parece nunca acabar, sin el calor que te ofrece ese recoveco en el más crudo invierno de enero, sin ese lugar donde respiras sin pensar en nada más, sin eso te (a)hogar(ías). 




martes, 28 de enero de 2014

Biodramina


La vida es circular, ya lo hablábamos ayer. Las historias se repiten, una y otra vez. Y eso de que aprendemos de los errores que se lo cuenten a otra... Cosa distinta es que, durante nuestra vida, vayamos practicando cómo caernos para que cada vez que aterrizamos, hacernos el menor daño posible. Cuántas veces habré parado con la cabeza que ya he aprendido a girar en el último momento, o a poner las manos -que normalmente llevo en los bolsillos-. Ya podría funcionar lo de 'rebota y en tu culo explota' pero me temo que eso solo era efectivo en los tiempos de 'los que se pelean se desean'... Y me temo, también, que ese tiempo me queda lejos. Pero las frases, como sabemos se adaptan a los tiempos, varían en las formas, en las canas y en las cañas, y acaban convirtiéndose en 'amores queridos son los más reñidos'. Otra estupidez, que suena más adulta, pero que no deja de ser una reflexión de mierda. ¿Quién lo tiene fácil? Nadie. Cada uno tiene sus nubes entre las que a veces sale el sol, eso sí, lo hace por donde quiera. Pero, comprobado está, que sale siempre por el mismo sitio. Y es que, la vida es circular. Mismos errores, mismos amores, mismos dolores. No os preocupéis por buscar y buscar para salir por la tangente; en ese mismo punto empieza otra vida, otro círculo. Biodramina. Esa es la solución. Que tanta vuelta marea. De nada, es gratis.

¿Nos quedamos quietos y que gire la vida? Pues eso ya depende de cada uno y de las ganas de caminar que tenga. De ahí la importancia de hacer deporte, de estar en forma. No podemos dejar de andar, que el movimiento, cuando uno está quieto, se nota más. Y sí decides pararte, no lo olvides: Biodramina.

Aunque... habría que mirar las indicaciones del fármaco... ¿Apto para el vértigo?

lunes, 13 de enero de 2014

Somos extremos

Somos extremos. En nuestras decisiones, en nuestros pensamientos, en nuestros actos. Somos extremos. Tú eres blanco, yo soy negro. Tú controlas, yo salto.


Somos extremos sin haberlo planeado. Y aún planeándolo, cada uno está a un lado. Somos extremos sin quererlo, sin pensarlo. Tú de los infinitos, yo de lo limitado.


Y como cambian las cosas cuando llegan los paréntesis, que acotan por ambos lados...


Somos (los) extremos de dos vidas que se cruzaron. Si tú gritas, yo (sonrío y) me callo.


Somos (los) extremos de una cuerda, que cada uno apunta a un ladopero unidos (al fin y al cabo).



Azahara.

sábado, 11 de enero de 2014

¿Caminamos?

Personas buenas, personas malas. Viscerales y sensibles. Empáticas al tiempo que simpáticas. Egoístas altruistas y genios locos. Personas que dejan huella y personas que te pisan. Con las que lloras por necesidad y con las que nunca es necesario llorar. Personas que te acompañan durante tu camino; distintas de esas con las que lo construyes, distintas también de las que llevan las piedras mientras lo caminas. Consejeras y zalameras. Guías y aventureras. Personas que te amenizan el viaje, personas que te "dan" el viaje y, como no, personas que te pegan un "viaje". Compañeros, amigos, familia, conocidos, enemigos... Cada una de las personas que nos cruzamos en nuestro caminar nos lleva a hacer algo: un paso adelante, otro paso atrás, parada en seco -para descansar o revisar lo andado-, salto hacia adelante, impulso hacia atrás para coger carrerilla... Todos nos hemos cruzado con estas personas durante nuestros días pero... ¿Quién eres tú? Y mejor aún... ¿Caminamos?



lunes, 6 de enero de 2014

Presente(s)

Ya basta. ¿Qué hay de malo? Supongo que nada. Decía uno de mis irlandeses favoritos, Sir Oscar Wilde, eso de: "¿Quién, siendo amado, es pobre?". Y eso mismo digo yo: "¿Quién, eh? ¿Quién?". Pero pocas voces que nos contradigan encuentro, Oscar... "¿Quién está solo si se tiene a uno mismo?", ¿eso lo ha dicho alguien también o me lo acabo de sacar de la manga? Da igual, ojalá fuese igual de efectivo decirlo que sentirlo.

Tenemos que ser valientes. Ser fuertes. Enfrentarnos a nuestros miedos. Tenemos, tenemos, tenemos... Pero sí, tenemos que hacerlo. Hoy día de Reyes, hoy día de presentes qué mejor que darse cuenta de que el presente, ese que nos envuelve los días, es el auténtico regalo. Que el futuro está ahí, esperándonos, y que no tiene intención de moverse. O al menos de moverse lo suficiente para que nosotros demos un pasito adelante y echemos un vistazo, a ver qué se cuece. ¿Para qué? ¿De qué serviría?. Si alguna vez os habéis abalanzado a esta pregunta ya os contesto yo: No sirve de nada, la misión de la vida es esa: vivirla.

Así que, empezad a vivir el presente. Es el mejor regalo que os han podido traer hoy.

Azahara.




jueves, 2 de enero de 2014

(Des)propósitos

Tres velas alumbran mi soledad. Tres estrellas la calman. A simple vista son solo números, pero no... Son sentimientos. Treinta y dos años llevo intentando negociar con ella en estas situaciones... -Un poco tú y otro yo- le digo, pero no hay manera. Por no haber no hay ni hambre. Y la cena haciéndose. Qué barbaridad.

Las noches son eso, oscuras, solitarias... Me gustan las noches, la luna siempre está, si no es en el cielo es en mi antebrazo. De hablar con ella aprendí mil cosas. De no hablar con ella, a sobrevivir. Todo pasa, nada es eterno.

Estoy cumpliendo uno de mis (des)propósitos del nuevo año: escribir más. Otro es tomarme las cosas menos a pecho... que menudas tetas me estoy gastando últimamente. Trabajo en ello, a quién le pueda interesar.

No me he planteado dejar de fumar. ¡Yo soy de (des)propósitos reales! Y que no se entienda por (des)propósitos reales irme de Safari a Botswana a matar elefantes, robar dinero público, etcétera. Me refiero a (des)propósitos de verdad: Beber más, fumar normal, querer por todo lo alto... Que yo a mis treinta y dos me conozco lo suficiente para andar haciendo el gilitonto.

Es harto probable que sí el número de estrellas aumenta (y no en el cielo) el número de gilitonteces que escriba lo haga proporcionalmente también... Eso o que deje de escribir y me ponga a ver 'Toy Story 3'. Qué nervios.

Lo dejo por hoy, que empieza y esto no lleva a ningún lado.

Feliz año 2014. A ver qué nos trae de bueno.

Azahara.