Cuando yo estoy triste (o el día está tonto) solo hay una cosa que me calma:
Hundirme en tu cuello y esperar a que el tiempo pase...
Azahara.
lunes, 22 de febrero de 2010
viernes, 19 de febrero de 2010
Fracasar
Llevo varios días "cerrada por derribo". Estoy triste, claro, es por eso. Una vez hablaba de lo dificil que resulta escribir cuando uno está alegre. La tristeza potencia la inspiración... o al menos eso pensaba yo. Ahora estoy triste y no tengo ni una pizquita.
Sin embargo, a pesar de la tristeza, tienes que sacar tu mano amiga para tirar de los que temen fracasar.
Sólo a veces fracasar significa no alcanzar el éxito. En el resto de ocasiones fracasar es sinonimo de superar. Supera un fracaso, aprende de él y llegarás al éxito.
No temáis fracasar.
Sin embargo, a pesar de la tristeza, tienes que sacar tu mano amiga para tirar de los que temen fracasar.
Sólo a veces fracasar significa no alcanzar el éxito. En el resto de ocasiones fracasar es sinonimo de superar. Supera un fracaso, aprende de él y llegarás al éxito.
No temáis fracasar.
martes, 16 de febrero de 2010
Ángel de la guarda
Cuando era pequeña, muy pequeña, mi abuela me enseñó a rezar una mini oración para que estuviese tranquila en esas situaciones en las que el miedo invadia mi mini cuerpo cuando me iba a dormir. Apagar las luces del cuarto o haber oido hablar a los mayores de películas de miedo eran los motivos más frecuentes, aunque, a veces, un mal día en el cole era suficiente para que no pegase ojo en toda la noche. En ese momento, siempre venía a mi cabeza el ángel de la guarda.
A mi criterio, él (cosa del destino que siempre me lo hubiese imaginado chico), debía estar pendiente de que mis días en el colegio fueran la leche y no me pasara nada malo. En algunas ocasiones, siempre he mantenido que andaba despistado. También es cierto que esto lo pensaba más de niña que ahora. Con los años, y la cabeza más fria, pensé que, a lo mejor, sí andaba revoloteando por allí en esos momentos en los que yo dudé que estuviera.
Desde los 24 o 25 años cambié la forma de imaginarme a mi ángel de la guarda. Del típico moreno super grande vestido de blanco y en sandalias pasé a ver como mis ángeles de la guarda a gente que conocí y quise y, por supuesto, quiero.
Pienso a veces que yo también soy ángel de la guardia inconscientemente. No tengo alas, ni llevo sandalias. Quizás sea que voy de incognito o estoy de vacaciones...
Espero que el mio no ande, ahora, de retiro espiritual...
"Ángel de la guarda, dulce compañía, no me dejes sola ni de noche, ni de día".
Azahara.
A mi criterio, él (cosa del destino que siempre me lo hubiese imaginado chico), debía estar pendiente de que mis días en el colegio fueran la leche y no me pasara nada malo. En algunas ocasiones, siempre he mantenido que andaba despistado. También es cierto que esto lo pensaba más de niña que ahora. Con los años, y la cabeza más fria, pensé que, a lo mejor, sí andaba revoloteando por allí en esos momentos en los que yo dudé que estuviera.
Desde los 24 o 25 años cambié la forma de imaginarme a mi ángel de la guarda. Del típico moreno super grande vestido de blanco y en sandalias pasé a ver como mis ángeles de la guarda a gente que conocí y quise y, por supuesto, quiero.
Pienso a veces que yo también soy ángel de la guardia inconscientemente. No tengo alas, ni llevo sandalias. Quizás sea que voy de incognito o estoy de vacaciones...
Espero que el mio no ande, ahora, de retiro espiritual...
"Ángel de la guarda, dulce compañía, no me dejes sola ni de noche, ni de día".
Azahara.
lunes, 15 de febrero de 2010
Cuestión de distancia
viernes, 12 de febrero de 2010
Mientras tú existas
Mientras tú existas,
mientras mi mirada
te busque más allá de las colinas,
mientras nada
me llene el corazón,
si no es tu imagen, y haya
una remota posibilidad de que estés viva
en algún sitio, iluminada
por una luz cualquiera...
Mientras
yo presienta que eres y te llamas
así, con ese nombre tuyo
tan pequeño,
seguiré como ahora, amada
mía,
transido de distancia,
bajo ese amor que crece y no se muere,
bajo ese amor que sigue y nunca acaba.
(Ángel González)
mientras mi mirada
te busque más allá de las colinas,
mientras nada
me llene el corazón,
si no es tu imagen, y haya
una remota posibilidad de que estés viva
en algún sitio, iluminada
por una luz cualquiera...
Mientras
yo presienta que eres y te llamas
así, con ese nombre tuyo
tan pequeño,
seguiré como ahora, amada
mía,
transido de distancia,
bajo ese amor que crece y no se muere,
bajo ese amor que sigue y nunca acaba.
(Ángel González)
miércoles, 10 de febrero de 2010
Madrid
Ayer estuve hablando con un amigo de Málaga, de cuando era pequeña, que me preguntaba sin poder llegar a entenderlo (creo) cómo era posible que llevara 7 años (y los que me quedan, quién sabe) viviendo en Madrid. A pesar de que a mi me pueda resultar más inverosimil cómo puedo llevar 6 mudanzas en estos siete años, pensé qué es lo que me hace estar en esta ciudad..., y lo más intigrante (para él) de todo, que me guste.
De Madrid, me gusta todo (cuando estoy de buen humor). La gente de aquí me ha tratado siempre muy bien, he hecho grandes amigos a los que quiero y aprecio. La ciudad es asombrosa. Sus rincones, sus bares, sus edificios, los restaurantes, alguno de sus barrios como el de las Letras, La Latina o Chueca, son geniales. Muchos de los "extranjeros" que vivimos en Madrid nos sentimos un poco madrileños por el hecho de saber que, en Madrid, al haber tanta gente de fuera, hay pocos "extranjeros". Soy de Córdoba, pero Madrid y su gente me "adoptó" hace siete años y yo me dejé adoptar. Me gusta tener que volver a casa por vacaciones.
En poco tiempo he hecho de esta enorme ciudad mi rincón favorito. Y en él, estás tú.
De Madrid, me gusta todo (cuando estoy de buen humor). La gente de aquí me ha tratado siempre muy bien, he hecho grandes amigos a los que quiero y aprecio. La ciudad es asombrosa. Sus rincones, sus bares, sus edificios, los restaurantes, alguno de sus barrios como el de las Letras, La Latina o Chueca, son geniales. Muchos de los "extranjeros" que vivimos en Madrid nos sentimos un poco madrileños por el hecho de saber que, en Madrid, al haber tanta gente de fuera, hay pocos "extranjeros". Soy de Córdoba, pero Madrid y su gente me "adoptó" hace siete años y yo me dejé adoptar. Me gusta tener que volver a casa por vacaciones.
En poco tiempo he hecho de esta enorme ciudad mi rincón favorito. Y en él, estás tú.
lunes, 8 de febrero de 2010
Carpe Diem
jueves, 4 de febrero de 2010
Reacciona
miércoles, 3 de febrero de 2010
El ingrediente...
Ya sé cual es el ingrediente secreto del Big Mac... El Cacahuete. Y si no... Mirad. :)
Me siento como Indiana Jones...
Enviado desde mi BlackBerry® de Vodafone
Me siento como Indiana Jones...
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Probando, probando...
Hola, estoy haciendo una prueba de toooooodas las cosas que puedo hacer desde mi BlackBerry para quitarme de la cabeza cuánto necesito el iPad o, en su defecto, Kindle de Amazon...
Cada uno se busca sus propias artimañas, yo soy así... :)
Enviado desde mi BlackBerry® de Vodafone
Cada uno se busca sus propias artimañas, yo soy así... :)
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martes, 2 de febrero de 2010
Canciones de mi vida
Esta mañana estuve un largo rato pensando en canciones... Bonitas, tristes, odiosas, repetitivas... De todo tipo. Luego, al tiempo que pensaba qué ponerme para ir a trabajar, me centré en las canciones que han marcado mi vida. Me sentí como John Cusack en High Fidelity...
Hay canciones que marcan una etapa de tu vida, ya sea ésta importante, bonita, desastrosa o triste. Las marcan. Cuando vuelves a escucharlas, después de un tiempo sin hacerlo, de pronto tu cabeza sufre un flashback y te ves a oscuras con el volúmen al máximo escuchando Crazy de Aerosmith y fumando. Y no es que fume desde los trece años, pero antes de esa edad (creo, porque sinceramente no lo recuerdo) la canción que marcó mi infancia fue canción scout de La ardilla (sí, fui una gran scout). A Crazy le seguiría su gran videoclip. Cada vez que veo a esa jovencisima Liv Tyler escaparse con la... ¿rubísima? Alicia Silverstone recuerdo cómo se gestó mi viaje a la costa este de EEUU en coche alquilado con mis queridas, y no tan cercanas como me gustaría, Irene y Eva. Y es que un día, sin saber muy bien el porqué, llevas tus fantasias de los domingos por la mañana a hechos. Y te sientes libre.
A eso de los 16 me dió por el rebeldía de palabra. Silvio, Aute y, cuando no estaba luchando contra las injusticias, algo de Duncan Dhu. ¿Quién no ha escuchado Te doy una canción, de Silvio, o Las cuatro y diez , de Aute? (quién no lo haya hecho, ya sabe...).
Pero todo tiene su momento y, si bien es cierto que sigo escuchando de cuando en vez a Aute o Silvio, la época rebelde/mística pasó a mejor vida y me centré en otras canciones con las que me identificaba algo más... Empecé mi carrera frustrada de Ingeniería con una banda sonora especial y que sigo llevando conmigo: K's Choice y su album Cocoon Crash me acompañaron en mi suplicio durante unos años, en los que alternaba la música facilona del fin de semana con algunas perlas de estos hermanos belgas. Mis favoritas: Winners o 20.000 seconds. Preciosas.
Con mi exilio voluntario a la capital llegaron sensaciones, en forma de canciones, muy distintas...
Es escuchar Such Great Heights de The Postal Service y veo a Eva limpiando como una posesa su habitación amarilla y a Nicolás llevando los colchones de todas las habitaciones al salón para hacer el maratón Star Wars o de El Padrino. Fueron buenos tiempos...
Los años pasaron y la música siguió moldeándome a su antojo. Melodías que te hacen sentir alegre como la de Colillas en el suelo de Deluxe. Con sólo escuchar los coros de ese tema ya me cambia el humor. Mano de santo. O Años 80 que me hace recordar las escapadas a Segovia de marcha (cómo si no hubiese suficiente marcha en Madrid, ¿verdad?).
Y así, con el paso de los años, las canciones de mi vida fueron construyendo con recuerdos lo que soy a día de hoy. Sin duda, la más especial: Te tengo a ti.
Melancolía: La dicha de estar triste...
Hay canciones que marcan una etapa de tu vida, ya sea ésta importante, bonita, desastrosa o triste. Las marcan. Cuando vuelves a escucharlas, después de un tiempo sin hacerlo, de pronto tu cabeza sufre un flashback y te ves a oscuras con el volúmen al máximo escuchando Crazy de Aerosmith y fumando. Y no es que fume desde los trece años, pero antes de esa edad (creo, porque sinceramente no lo recuerdo) la canción que marcó mi infancia fue canción scout de La ardilla (sí, fui una gran scout). A Crazy le seguiría su gran videoclip. Cada vez que veo a esa jovencisima Liv Tyler escaparse con la... ¿rubísima? Alicia Silverstone recuerdo cómo se gestó mi viaje a la costa este de EEUU en coche alquilado con mis queridas, y no tan cercanas como me gustaría, Irene y Eva. Y es que un día, sin saber muy bien el porqué, llevas tus fantasias de los domingos por la mañana a hechos. Y te sientes libre.
A eso de los 16 me dió por el rebeldía de palabra. Silvio, Aute y, cuando no estaba luchando contra las injusticias, algo de Duncan Dhu. ¿Quién no ha escuchado Te doy una canción, de Silvio, o Las cuatro y diez , de Aute? (quién no lo haya hecho, ya sabe...).
Pero todo tiene su momento y, si bien es cierto que sigo escuchando de cuando en vez a Aute o Silvio, la época rebelde/mística pasó a mejor vida y me centré en otras canciones con las que me identificaba algo más... Empecé mi carrera frustrada de Ingeniería con una banda sonora especial y que sigo llevando conmigo: K's Choice y su album Cocoon Crash me acompañaron en mi suplicio durante unos años, en los que alternaba la música facilona del fin de semana con algunas perlas de estos hermanos belgas. Mis favoritas: Winners o 20.000 seconds. Preciosas.
Con mi exilio voluntario a la capital llegaron sensaciones, en forma de canciones, muy distintas...
Es escuchar Such Great Heights de The Postal Service y veo a Eva limpiando como una posesa su habitación amarilla y a Nicolás llevando los colchones de todas las habitaciones al salón para hacer el maratón Star Wars o de El Padrino. Fueron buenos tiempos...
Los años pasaron y la música siguió moldeándome a su antojo. Melodías que te hacen sentir alegre como la de Colillas en el suelo de Deluxe. Con sólo escuchar los coros de ese tema ya me cambia el humor. Mano de santo. O Años 80 que me hace recordar las escapadas a Segovia de marcha (cómo si no hubiese suficiente marcha en Madrid, ¿verdad?).
Y así, con el paso de los años, las canciones de mi vida fueron construyendo con recuerdos lo que soy a día de hoy. Sin duda, la más especial: Te tengo a ti.
Melancolía: La dicha de estar triste...
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