Decía Einstein: "Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio". Y cuánta razón tenía.
Cuando tienes todo preconcebido en tu cabeza. Cuando te duermes y ahí sigue, en mitad de la noche, atormentándote: Tu prejuicio.
Puedes intentar sacarlo de tu interior. A golpes, a razones... pero no sale. No sale, no saldrá. Todos los tenemos, normalmente, son malos. No conozco ni un solo buen prejuicio. Miento. Sí, conozco uno.
Prejuicios contra las personas, los sentimientos; ya sean tuyos o de los demás. Prejuicios de todo tipo. Se te meten dentro y adiós al resto. Adiós. Al resto.
Intenta quitarle a alguien una idea de la cabeza. Una idea que lleva pensando y transportando desde que tiene uso de razón, desde que es pequeño. Intenta, con todos tus besos, hacerle cambiar de opinión. O al menos, intenta que baraje otra. Inténtalo si te atreves. Esta última frase me ha recordado a esa película que siempre me gustó; que decidí ver un día por su título: "Quiéreme si te atreves" ("Jeux d'enfants"). Atreverse a algo implica, en parte superar un miedo; implica, en parte, superar un juicio preconcebido. Implica superar. Superar. Súper. Arg.
jueves, 18 de diciembre de 2014
jueves, 11 de diciembre de 2014
Totó, si ya no estamos en Kansas, ¿dónde estamos? (243)
¿Que qué es esto? No tengo ni idea. No parece Kansas, pero tampoco Oz. Aunque me suena, no reconozco nada de lo que veo. Cuando me fui los árboles tenían hojas. Los perros no me miraban con cara de pena y no hacía tantísimo frío. Las farolas estaban encendidas y el viento te daba un respiro. La gente caminaba sin prisa y yo lo hacía hacia adelante. No olía a chimenea encendida ni tampoco a quemado. Olía tan bien. Se te metía tan dentro. Era tan distinto. Ahora da la sensación de que no te puedes fiar de nadie, es inhóspito. Me temo que lejos queda nuestro hogar, Totó. El que olía a flores, en el que nos gustaba estar. A casi todos al menos. Esto no parece Kansas porque ya nunca más lo será. Y en Oz los leones son cobardes, hay hombres de hojalata sin corazón y espantapájaros sin cerebro. En Oz todos buscan algo; quizás sea Oz. Quizás por eso haya aterrizado aquí y deba buscar coraje, sentimientos e inteligencia. Quizás. Pero recuerdo como era tener un hogar. Inevitablemente lo recuerdo. Y por mucho que repito que "se está mejor en casa que en ningún sitio" esto no funciona.
*Se aceptan números.
*Se aceptan números.
miércoles, 10 de diciembre de 2014
Si tuvieses una semana de vida... (37)
*El número 37 ha empezado fuerte... (y difícil).
martes, 9 de diciembre de 2014
642 cosas sobre las que escribir
No hay cosa peor que no querer escribir lo que te sale escribir. Por eso tengo que buscar una alternativa y creo que la he encontrado. Me regalan libros que son ideas, quienes me quieren bien no desesperan.
He enumerado cada propuesta, me ha llevado un ratito (bien invertido). A la primera conclusión que he llegado es que no son 642. Son 644. O se han equivocado ellos (poco probable) o soy más de letras de lo que creía (lo siento papá).
Cada día un número. Cada día algo que contar. A ver qué sale. A ver si sirve.
Empiezo por el número 37, que nunca supe el porqué, pero siempre me ha rondado.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)