lunes, 21 de abril de 2014

Los ritos son necesarios

Encender velas, sentarte en el mismo sitio, ponerte la misma música... Los ritos son necesarios. 

¿Quién, en ocasiones, no lleva a cabo su ritual? Aunque, a veces, parezca más estrategia que rito. Hay que tenerlos. Yo los tengo. Cómo no. 

Así, como a estas horas, me siento en el sofá y veo caer estrellas. A veces te echo de menos y otras solo pienso en ti. Algunas, las menos, ni lo uno ni lo otro. De un tiempo a esta parte toda mi vida parece un gran ritual. No por la monotonía quizás, más bien, por las sensaciones. 

A quién me lea: los ritos son necesarios. No me lo invento, de verdad. Lo son y mucho. Lo contaba el zorro en El Principito. Él tenía que estar preparado para cuando el pequeño príncipe llegase. Prepararse, hacerse a la idea de que pronto llegaría a verlo y cuando, por fin, lo hiciese... ¡Zas! ¡Alegría! Pero..., en cambio, si no había rito a la hora de visitarlo..., no sabría nunca a qué hora empezar a acumular alegría. 

Y así es. Tus ritos de cada día, paradójicamente, te hacen los minutos distintos, las horas diferentes unas de las otras. Pero, ojo, no hagas de tus días un ritual, acabarán siendo todos iguales y ya no tendrá el mismo valor sentarse en el sofá, encender unas velas y pensar en nadie. Incluso si no piensas en nadie.

Así son los ritos. Importantes y necesarios. Para prepararse ante lo que pueda venir. 





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